jueves, 5 de junio de 2008

Vacío

¿No les parece que a veces mantienen luchas internas tontamente? A mí sí. Hace mucho tiempo que empezó la mía, una en la que intentaba convencerme de que lo que sentía no lo sentía en realidad. Casi lo logré, casi olvido todo lo que ella me hacía sentir, el color de sus ojos, el sabor de sus labios, lo dulce de sus caricias. Cuando me despertaba cada día me daba cuenta de que me estaba volviendo más insensible, esa era mi manera de olvidar, olvidarlo todo. Así borraba el sufrimiento, pero también borraba todo lo demás. Hasta que pensé que no quedaba nada en mí, ni un sólo sentimiento bueno o bonito dentro de mi corazón que parecía una fría roca. Sé que es una tontería decir que el corazón es el que ama, que sólo es un órgano que se encarga de enviar sangre al resto del cuerpo y que todo es cosa del cerebro, pero realmente así me sentía.

Hay cosas de las que no me siento orgullosa, he cometido errores y he caído en otros como una ciega, pero indudablemente he de decir que volvería a caer, una y otra vez si con esa caída la tengo a ella. Hace tiempo que pienso que quizás es demasiado tarde, que realmente ya la he perdido, que sus labios no me lo dicen pero que ella ya no es mía. Puede que sea tan sólo un sentimiento, miedo a que el dolor causado venga a mí, a que nadie tenga en cuenta las lágrimas que ya he derramado.

No soporto la distancia, me da vergüenza decirlo, pero es así. Me duele cada centímetro que nos separa en la piel, como si cada uno fuera un corte en ella. Siento cada minuto en el pecho, aplastándome, parece que tengo un peso en el pecho que no me deja respirar si no la tengo a mi lado. Noto tu ausencia, siempre; cada minuto de cada hora de cada día. Sueño con los días que pasarás a mi lado y sólo puedo pensar en la despedida, de nuevo la maldita y odiosa despedida.

Realmente hay días que pienso que no lo lograré, que sucumbiré al dolor de tu ausencia y me marchitaré como una flor arrancada de la hierba y expuesta al sol. Sé que no es culpa tuya y sé que sientes que parece que yo te exijo que estés a mi lado y tú no puedes hacerlo. No es eso, pequeña, no te exijo nada. Es sólo que realmente me encantaría que estuvieras aquí y poder besarte cada vez que se me antoje para llenar el vacío de mi pecho con tu calor.