Bueno, ya ha llegado. Ya está aquí. ¿No pueden olerlo? Huele a hipocresía y falsedad en el ambiente, mezclada con turrón del bueno, eso que nunca falte, vaya a ser que los vecinos piensen que eres pobre y no puedes gastarte el dinero ni en estás fechas tan señaladas.
Este año, para más INRI, viene la familia. No es que no me guste que vengan, pero hay personas de mi familia con las que podría vivir perfectamente feliz sin volver a verles nunca. Si a todo esto le sumamos que mi abuela es una especialista en el chantaje emocional (se ve que viene en el gen Valverde) y mi madre no sabe decirle que no porque viven lejos y se ven una vez a la año, pues se juntan diversos factores. Entre ellos el que más me JODE, que yo tengo que dormir en el puto sofá de mi casa porque mi abuela duerme en mi cama. No es que quiera enviar a mi abuela al sofá, la pobre no camina, no es plan. Pero resulta que tiene otros 6 hijos vivos a parte de mi madre y a uno le sobran las camas en casa, pero no... ¡Eso sería muy bonito! Mejor ya nos apretujamos mi hermana y yo en un sofá que suele ser la cama del perro (Tommy nos odia, le hemos quitado su cama) y ale... ¡Así estáis más calentitas! ¿Calentitas? ¡Hostia puta! Que hace una rasca en ese comedor que no quiero ni pensarlo, que sólo hace calor cuando sale el sol y, claro, cuando sale el sol todos se levantan y si te metes en la cama para dormir, pues te miran mal. ¿Que más da que hayas estado dando vueltas toda la puta noche en un sofá con un colchón de mierda encima peleándote con tu hermana y el perro por las mantas?
Y no digas nada... No te quejes... ¿Por qué? Porque entonces eres la mala. Claro, pobres abuelos, que van a pensar que no les queremos en casa... ¡Coño! De día sí, pero que se vayan a dormir a donde haya sitio, hostia, que el sofá no llega ni al metro sesenta y mi hermana y yo pasamos con creces el metro SETENTA. Que cualquier persona normal diría algo como "No, mujer, ya dormimos en casa de tu hermano que aquí no hay sitio y tienes que echar a las niñas al sofá". ¿Verdad? Pero mi abuela no es normal, ella dijo "Pues yo en mi casa siempre tengo sitio para todos" ¡COÑO! ¡NO TE JODE! Pero es que su casa tiene más de 200 metros cuadrados, aquí tenemos 55... ¡Que el perro pesa 3 kilos no porque no coma, sino porque si engorda no cabemos, coño!
Pero nada, esto es lo bonito, divino, maravilloso de la Navidad. El calor de la familia, y calor literal, porque estamos tan pegados que nos podemos oler el sobaco los unos a los otros si te descuidas.
Mi maravillosa tendinitis y mis dos trapecios contracturados agradecen esta hermosa visita que se está alargando hasta vete tú a saber cuando. ¿Es que no han oído eso de "La visitas y la pesca, a los tres días, apestan"?
ANUNCIO IMPORTANTE Y URGENTE: Cambio abuelos cariñosos y limpios por lampara de rehabilitación y pomada para dolores musculares. Interesados no hace falta que llamen, vengan directamente a por ellos.
Este año, para más INRI, viene la familia. No es que no me guste que vengan, pero hay personas de mi familia con las que podría vivir perfectamente feliz sin volver a verles nunca. Si a todo esto le sumamos que mi abuela es una especialista en el chantaje emocional (se ve que viene en el gen Valverde) y mi madre no sabe decirle que no porque viven lejos y se ven una vez a la año, pues se juntan diversos factores. Entre ellos el que más me JODE, que yo tengo que dormir en el puto sofá de mi casa porque mi abuela duerme en mi cama. No es que quiera enviar a mi abuela al sofá, la pobre no camina, no es plan. Pero resulta que tiene otros 6 hijos vivos a parte de mi madre y a uno le sobran las camas en casa, pero no... ¡Eso sería muy bonito! Mejor ya nos apretujamos mi hermana y yo en un sofá que suele ser la cama del perro (Tommy nos odia, le hemos quitado su cama) y ale... ¡Así estáis más calentitas! ¿Calentitas? ¡Hostia puta! Que hace una rasca en ese comedor que no quiero ni pensarlo, que sólo hace calor cuando sale el sol y, claro, cuando sale el sol todos se levantan y si te metes en la cama para dormir, pues te miran mal. ¿Que más da que hayas estado dando vueltas toda la puta noche en un sofá con un colchón de mierda encima peleándote con tu hermana y el perro por las mantas?
Y no digas nada... No te quejes... ¿Por qué? Porque entonces eres la mala. Claro, pobres abuelos, que van a pensar que no les queremos en casa... ¡Coño! De día sí, pero que se vayan a dormir a donde haya sitio, hostia, que el sofá no llega ni al metro sesenta y mi hermana y yo pasamos con creces el metro SETENTA. Que cualquier persona normal diría algo como "No, mujer, ya dormimos en casa de tu hermano que aquí no hay sitio y tienes que echar a las niñas al sofá". ¿Verdad? Pero mi abuela no es normal, ella dijo "Pues yo en mi casa siempre tengo sitio para todos" ¡COÑO! ¡NO TE JODE! Pero es que su casa tiene más de 200 metros cuadrados, aquí tenemos 55... ¡Que el perro pesa 3 kilos no porque no coma, sino porque si engorda no cabemos, coño!
Pero nada, esto es lo bonito, divino, maravilloso de la Navidad. El calor de la familia, y calor literal, porque estamos tan pegados que nos podemos oler el sobaco los unos a los otros si te descuidas.
Mi maravillosa tendinitis y mis dos trapecios contracturados agradecen esta hermosa visita que se está alargando hasta vete tú a saber cuando. ¿Es que no han oído eso de "La visitas y la pesca, a los tres días, apestan"?
ANUNCIO IMPORTANTE Y URGENTE: Cambio abuelos cariñosos y limpios por lampara de rehabilitación y pomada para dolores musculares. Interesados no hace falta que llamen, vengan directamente a por ellos.