Naciste un día difícil, el 29 de febrero de 1988, casi parece una broma nacer un día que existe sólo cada cuatro años. Siempre dijiste que felicitáramos antes, que después parecía que se nos había olvidado, pero que como igual eras malo para las fechas, daba un poco igual.
Me hacía gracia tu manera de despistarte, podías perder el hilo de una conversación coherente en un segundo y tardar diez minutos en saber de que hablaba contigo y un día, de pronto me decías "Sandra, recuerdas cuando...?" y la frase exacta que yo o tú habíamos dicho en algún otro momento, puede que hace meses. ¿Cómo lo hacías? Siempre recordabas los pequeños detalles, esos que a ojos del mundo no eran más que tonterías pero que eran importantes para las personas que te los confesaban, más que saber fechas, direcciones o números de teléfono de memoria.
Ayer queríamos repartirnos tus sueños, aquellos que no pudiste hacer realidad y hacerlos por ti tal y como tú lo querrías. Haciendo reales esos tan grandes que parecen imposibles, y esos tan pequeños que parecen insignificantes pero que sabemos que serán mucho para ti.
Yo pensé que no te conocía tanto como para aportar un sueño a la lista, pero sé que me equivocaba... tengo que escribir mi encuentro con Sol. ¿Recuerdas que me dijiste que querías leerlo en mi blog? Aquí estará, con las fotos no censuradas, para ti, por ti, por ser una admiradora de nuestro amor, como me dijiste el otro día.
También hay otra cosa, quizás no se puede llamar sueño, quizás no tiene un nombre concreto, pero es algo que tengo que hacer por ti, por mí, por las voces que quisieron gritar y se ahogaron en silencios dolorosos que gritaban en nuestros corazones pidiendo un oído capaz de escuchar. Ya no más silencios, ya no más morder mi voz cuando quiera gritar, ya no más dejar que pasen antes que mí. Tú y yo nos parecemos en eso. En dejarnos atrás para poner a los nuestros delante. Y ya me cansé, y sé que tú también. Así que eso haré. Sé que te hubiera gustado gritar muchas veces, yo gritaré por ti. Mi voz sonará fuerte y tranquila porque sé que la tuya me acompañará en cada "¡NO!" que grite.
¿Sabes? Te echo de menos, mucho, muchísimo, más de lo que creía poder echarte de menos, pero no estoy triste. Se abrió un terrible vacío en mí cuando te fuiste, y no sólo en mí. ¿Ves cuanta gente te quiere? ¿Ves cuantas lágrimas han escapado de nuestros cuerpos para buscar tu alma? ¿Ves para cuantos eres el mundo? Ahora, ese vacío no está tan vació, poco a poco se vuelve a llenar, ¿de qué? Pues de ti, Evan, ¿de que se iba a llenar sino era de ti? De tu calor, de tu calma, de tu tranquilidad, tus despistes y tus rarezas, de tus ganas de comer algodón y galletas con mayonesa, de tus sonrisas encantadoras y tus miradas traviesas. Sé que nunca vi tus ojos, que nunca escuché tu voz, que nunca vi como iluminabas el mundo con una de tus sonrisas, pero eso no importa, porque no lo he visto, pero lo he sentido. Has llenado el mundo de luz, alegría, calor, comprensión, amor... ¿Por qué? Porque eso es lo que nos has dado a muchos.
Hay quien te conocía de mucho antes que yo y pensaba que, sólo por eso, te conocían mejor. Quizás no fue mucho tiempo, sé que nunca me parecerá el suficiente, siempre pensaré que me hubiera gustado saber más de ti, de tus cinco minutos de tonterías y sé que echaré de menos tus "Respira" "Ves al médico" "¿Estás tomando algo?" y todas esas cosas que te hacían ser nuestro medicucho, siempre quedarán cosas que decirte, cosas que preguntarte, consejos que darte y muchos otros que recibir, pero no por eso te conocía menos.
Como me han dicho hoy "Eramos los cuatro, no? Siempre los 4!" y eso es verdad, no fue mucho tiempo, pero esto no se mide con el tiempo, sino con el cariño... y si se trata de amor, no hay tiempo que valga y yo siempre te querré.
Me hacía gracia tu manera de despistarte, podías perder el hilo de una conversación coherente en un segundo y tardar diez minutos en saber de que hablaba contigo y un día, de pronto me decías "Sandra, recuerdas cuando...?" y la frase exacta que yo o tú habíamos dicho en algún otro momento, puede que hace meses. ¿Cómo lo hacías? Siempre recordabas los pequeños detalles, esos que a ojos del mundo no eran más que tonterías pero que eran importantes para las personas que te los confesaban, más que saber fechas, direcciones o números de teléfono de memoria.
Ayer queríamos repartirnos tus sueños, aquellos que no pudiste hacer realidad y hacerlos por ti tal y como tú lo querrías. Haciendo reales esos tan grandes que parecen imposibles, y esos tan pequeños que parecen insignificantes pero que sabemos que serán mucho para ti.
Yo pensé que no te conocía tanto como para aportar un sueño a la lista, pero sé que me equivocaba... tengo que escribir mi encuentro con Sol. ¿Recuerdas que me dijiste que querías leerlo en mi blog? Aquí estará, con las fotos no censuradas, para ti, por ti, por ser una admiradora de nuestro amor, como me dijiste el otro día.
También hay otra cosa, quizás no se puede llamar sueño, quizás no tiene un nombre concreto, pero es algo que tengo que hacer por ti, por mí, por las voces que quisieron gritar y se ahogaron en silencios dolorosos que gritaban en nuestros corazones pidiendo un oído capaz de escuchar. Ya no más silencios, ya no más morder mi voz cuando quiera gritar, ya no más dejar que pasen antes que mí. Tú y yo nos parecemos en eso. En dejarnos atrás para poner a los nuestros delante. Y ya me cansé, y sé que tú también. Así que eso haré. Sé que te hubiera gustado gritar muchas veces, yo gritaré por ti. Mi voz sonará fuerte y tranquila porque sé que la tuya me acompañará en cada "¡NO!" que grite.
¿Sabes? Te echo de menos, mucho, muchísimo, más de lo que creía poder echarte de menos, pero no estoy triste. Se abrió un terrible vacío en mí cuando te fuiste, y no sólo en mí. ¿Ves cuanta gente te quiere? ¿Ves cuantas lágrimas han escapado de nuestros cuerpos para buscar tu alma? ¿Ves para cuantos eres el mundo? Ahora, ese vacío no está tan vació, poco a poco se vuelve a llenar, ¿de qué? Pues de ti, Evan, ¿de que se iba a llenar sino era de ti? De tu calor, de tu calma, de tu tranquilidad, tus despistes y tus rarezas, de tus ganas de comer algodón y galletas con mayonesa, de tus sonrisas encantadoras y tus miradas traviesas. Sé que nunca vi tus ojos, que nunca escuché tu voz, que nunca vi como iluminabas el mundo con una de tus sonrisas, pero eso no importa, porque no lo he visto, pero lo he sentido. Has llenado el mundo de luz, alegría, calor, comprensión, amor... ¿Por qué? Porque eso es lo que nos has dado a muchos.
Hay quien te conocía de mucho antes que yo y pensaba que, sólo por eso, te conocían mejor. Quizás no fue mucho tiempo, sé que nunca me parecerá el suficiente, siempre pensaré que me hubiera gustado saber más de ti, de tus cinco minutos de tonterías y sé que echaré de menos tus "Respira" "Ves al médico" "¿Estás tomando algo?" y todas esas cosas que te hacían ser nuestro medicucho, siempre quedarán cosas que decirte, cosas que preguntarte, consejos que darte y muchos otros que recibir, pero no por eso te conocía menos.
Como me han dicho hoy "Eramos los cuatro, no? Siempre los 4!" y eso es verdad, no fue mucho tiempo, pero esto no se mide con el tiempo, sino con el cariño... y si se trata de amor, no hay tiempo que valga y yo siempre te querré.